Como
presentación de la revista Sol Rojo nº45, aquí está el artículo
sobre Cataluña y como introducción a éste transcribimos un fragmanto
de un documento del PCE (m-l), el primer Partido que levantó la
bandera del pensamiento mao en el Estado español, y que servirá con
seguridad para aclarar más el origen e intereses de los Pujol y
Cia.:
“Tampoco
se excluye que, a consecuencia del desarrollo desigual del
capitalismo, núcleos burgueses que procedentes de la burguesía
industrial no monopolista han logrado a través de los años,
encumbrarse hasta las posiciones de la oligarquía financiera desde
el punto de vista de su poder económico, salten a la arena política
para forzar, apoyándose en su `nacionalismo´, su participación
proporcional en el poder político de la monarquía. Este es el caso
del grupo que encabeza Jordi Pujol en Cataluña y que tiene como
centro Banca Catalana. Este grupo, con indudables tendencias
pancatalanistas tiende a su expansión económica por el País
Valenciano y Mallorca y financia actividades culturales y políticas
destinadas a reivindicar la `gran Cataluña´ En la actualidad
(principios de los años ochentas) intervienen activamente en los
regateos que se llevan a cabo entre la gran burguesía catalana y el
gobierno monarca-fascista y aspira a una `autonomía´al servicio de
la Banca Catalana y del capital monopolístico catalán, sin salirse
de los límites del centralismo monarca-fascista. Sus pretensiones
son las de unificar en un gran partido a todas las tendencias de la
gran burguesía catalana a fin de llegar a poder tener el peso
político que Cataluña le corresponde… en Madrid”
(PCE
(m-l). El problema de las nacionalidades en la perspectiva de la
revolución
española)
Situación
internacional:
LA
GRAN BURGUESÍA ESPAÑOLA Y CATALANA SON ENEMIGAS DEL PUEBLO CATALÁN:
EL IMPERIALISMO ES EL ENEMIGO DE LOS PUEBLOS DEL MUNDO
“Sólo
ahora es evidente para todos que la burguesía nacional no aspira a
liberar a `su pueblo del yugo nacional, sino a la libertad de extraer
de él ganancias, a la libertad de conservar sus propios privilegios
y capitales. Sólo ahora está claro que la liberación de las
nacionalidades oprimidas es inconcebible sin romper con el
imperialismo, sin derrocar a la burguesía de las nacionalidades
oprimidas, sin que el Poder pase a las masas trabajadoras de estas
nacionalidades. (…)
De
este modo, la Revolución de Octubre, al acabar con el viejo
movimiento burgués de liberación nacional inauguró la era de un
nuevo movimiento, del movimiento socialista de los obreros y
campesinos de las nacionalidades oprimidas, dirigido contra toda
opresión-y, por consiguiente, también contra toda opresión
nacional, contra el Poder de la burguesía, de la `propias y de la
extraña, contra todo imperialismo en general” (Stalin. La
revolución de Octubre y la cuestión nacional. 1918)
En
los últimos años se han producido grandes movilizaciones de masas
en Cataluña, millones de personas han participado en este movimiento
de masas dirigido por la burguesía catalana.
Demostrando una vez más la debilidad del imperialismo español, de
su profunda crisis política, económica y moral.
A
partir de 2011 se suceden masivas movilizaciones en todo el Estado,
la manifestación del 15 de mayo de Madrid será el origen del
Movimiento 15-M. Junto a la lenta desmovilización de lo que fue el
15-M, en Cataluña la movilización por la independencia de Cataluña
se ha mantenido durante todos estos años. En este tiempo el pueblo
catalán no ha cesado de luchar y así se han sucedido las huelgas,
movilizaciones contra el desmantelamiento de la sanidad, de la
educación pública, contra los recortes sociales, en defensa del
catalán, contra los desahucios, luchas que se han dado conjuntas con
el movimiento independentista.
En
algunos casos la radicalidad de estas movilizaciones han llegado
incluso a tomar la forma de guerrilla urbana, como en la huelga de
universitarios de febrero de 2012 o en la huelga general del 29-M de
2013.
Hay
que destacar que las luchas de las masas por sus reivindicaciones han
ido en paralelo a la lucha por la independencia y no siempre juntas.
Que el movimiento obrero en su mayor parte ha estado al margen de la
movilización independentista. Un ejemplo ha sido la huelga general
del día 3 de octubre, donde las fuerzas independentistas portaban
banderas independentistas catalanas mientras que en los bloques
obreros de los sindicatos convocantes (CGT, CNT) no se veía ninguna
bandera catalana. Huelga que contó con dos convocatorias, la de los
sindicatos CGT, CNT y la de los representantes de la aristocracia
obrera
(CC.OO.
y UGT) junto a empresarios catalanes, llamada “huelga del país”.
El proletariado también existe en Cataluña, aunque a los
revisionistas y la burguesía les pese.
¿Quién
dirige el movimiento independentista?
La
dirección del movimiento independentista catalán está en las manos
de los representantes de la gran burguesía catalana. Son los mismos
que participaron en la elaboración de la Constitución española de
1978 (Miquel Roca por parte del Pacte Democràtic per Catalunya), los
mismos que llevan pactando y sosteniendo a los distintos gobiernos
centrales del PSOE o del PP. Los mismos que han aplicado todo tipo de
recortes, y no hay que olvidar que los recortes comenzaron en
Cataluña, incluso antes que en el resto del Estado, de la mano de
Convergencia Democrática de Catalunya. Conocemos lo que ha hecho la
Convergencia de Pujol y Mas, por ejemplo destruyendo la sanidad
catalana e imponiéndole una estructura mafiosa al servicio de sus
"negocios", o sobreexplotando a los inmigrantes en las
falsas cooperativas de la industria cárnica de Vic.
La
corrupción de Convergencia es tan escandalosa que obliga al cambio
de nombre del Partido (Convergencia se convirtió en el actual Partit
Demòcrata Europeu Català, cuyas
siglas son PdeCAT.) y a que el proceso independentista aparezca
como dirigido por organizaciones ciudadanas (ANC i Òmnium) y no por
políticos.
En
las movilizaciones de estos años las organizaciones independentistas
no han hecho ningún esfuerzo para movilizar a la inmigración
clásica y aún menos a la más reciente. La Generalitat, gobernada
por las fuerzas independentistas, incumpliendo incluso las
resoluciones del Parlamento catalán en este aspecto, se ha negado a
desobedecer el Estado y ha aplicado sistemáticamente las leyes del
Estado español (la tan nefasta y criticada Ley de Extranjería) a
los más de 1.000.000 de residentes extranjeros que viven y trabajan
en
Cataluña. Seguramente porque no tienen derecho al voto, y por tanto
no cuentan para los políticos burgueses, porque la burguesía
catalana, como todas, es racista y xenófoba, y también porque es
consciente de que llevar a la lucha política a lo más hondo de la
clase obrera es un problema para la burguesía catalana, y para
todas, como ya ha ocurrido en otros momentos de la historia de
Cataluña.
La
catadura moral de estos individuos se ha demostrado tras el
referéndum, las masas han dado la cara, se han enfrentado a la
policía del viejo Estado, se han contabilizado casi 1000 heridos que
han requerido ingreso hospitalario, para que Puigdemont, Presidente
de la Generalitat, ante la ofensiva del Estado español, el
aislamiento internacional, se desdiga, muestre su falta de agallas,
no proclame el nuevo Estado catalán y llame a negociar.
De
la Candidatura de Unidad Popular (CUP), los llamados anti-sistema por
la prensa del gran burguesía, están cumpliendo el papel de
embellecer el “Procés”, creando falsas ilusiones al pueblo
catalán y conteniendo las movilizaciones de las masas. Así es
recurrente el discurso del camino pacífico y la no-violencia.
El
camino del referéndum
En
las elecciones para el Parlamento de la autonomía catalana del 27 de
septiembre de 2016 el frente independentista (PdeCAT y la CUP)
presentaron estas elecciones como un plebiscito y un sustituto del
referéndum negado por el Estado Español. Los resultados dieron una
mayoría parlamentaria
al bloque independentista, sin embargo no se
proclamó la independencia, sino que se aprobaba vía parlamento
catalán un itinerario, que tras un referéndum, y los suficientes
votos en favor de la independencia, se proclamaría la República
catalana. El referéndum ya se ha realizado y el gobierno catalán se
ha saltado su propia Ley al no proclamar el nacimiento de un Estado
catalán en los plazos fijados por la ley que ellos mismos aprobaron.
Los
motivos de esta marcha atrás y vuelta a pedir un diálogo no son
ningún misterio. El movimiento independentista al servicio de la
gran burguesía catalana ha tratado por todos los medios de encontrar
apoyo en otros imperialismos, incluido el apoyo del sionismo. Frente
a un Estado miembro de la OTAN, el español,
que
no va a permitir la independencia de una parte de su territorio y que
cuenta con un ejército moderno, sin el apoyo de ningún otro
imperialismo, el único camino que le queda a la burguesía catalana
es organizar a las masas y armarlas, y la gran, la mediana y pequeña
burguesía temen más al mar armado de masas que a ninguna otra cosa.
El
papel del revisionismo
Los
revisionistas han usado unas cuantas citas de Lenin y Stalin para
atacar sus posiciones y las del MCI sobre la cuestión nacional, para
justificar su alineamiento con la burguesía catalana y su trabajo de
poner a la clase obrera detrás de su burguesía.
Tanto
Lenin, Stalin y el Presidente Mao, son muy claros. Con la I Guerra
Mundial y la Revolución de Octubre se abre una nueva era para la
humanidad, la de la Revolución Proletaria Mundial. El imperialismo,
“reacción en toda línea” (Lenin), ya no va a permitir ninguna
nueva revolución burguesa, el único camino para las colonias y las
semicolonias es la revolución de Nueva Democracia dirigida por el
proletariado. Si antes, en la etapa de libre competencia, todo
movimiento de liberación nacional era revolucionario, pues se
desarrollaba aplastando el feudalismo, tras la Revolución de
Octubre: “De lo que se trata es de
apoyar los movimientos nacionales encaminados a debilitar el
imperialismo, a derrocarlo y no a reforzarlo y mantenerlo. Hay casos
en que los movimientos nacionales de determinados países oprimidos
chocan con los intereses del desarrollo del movimiento proletario.”
(Stalin).En
Cataluña la burguesía ha buscado con empeño un Estado catalán en
una alianza con el imperialismo, con el único objetivo de crear una
Cataluña imperialista de tercer orden, en alianza con una
superpotencia o potencia imperialista, como plataforma para las
grandes empresas catalanas dentro del reparto del mundo que se está
dando.
La
gran burguesía catalana tiene intereses propios y contrarios a la
clase obrera y el pueblo de Cataluña, los
hechos
cantan, la salida de Cataluña de seis de las siete empresas
catalanas del Ibex 35, vuelven a demostrar que ésta es parte de la
gran burguesía imperialista española, esa oligarquía formada por
la alianza de capitales de terratenientes andaluces y castellanos, de
industriales vascos y catalanes. Mostrando que con esta dirección,
el “procés”, dentro de esta disputa entre facciones de la gran
burguesía española, tiene los límites y la perspectiva de su
dirección reaccionaria.
Sin
embargo el revisionismo ha llamado a apoyar el “proceso” de
independencia de forma ciega y porque sí.
Los
argumentos han sido varios, el primero, que Cataluña es un país
“oprimido”, se cae por su propio peso. Cataluña es una nación
que ha alcanzado un alto desarrollo capitalista, donde se desarrolla
un capitalismo monopolista, donde la gran burguesía catalana como
parte de la gran burguesía española participa de la explotación de
los pueblos del tercer mundo, y no un país donde el proletariado
tenga que barrer las tres montañas (el capitalismo burocrático, la
feudalidad y el imperialismo).
Otros
argumentos de tipo “táctico”, como el que si Cataluña se
independiza sería un gran golpe para el imperialismo español, deja
de lado que el Estado no se va a dejar perder el 16% de su población
y el 19% de su PIB aunque se hagan veinte referéndums y voten el 99%
de los catalanes a favor de la independencia. Pero además, ocultan
una realidad, que el Estado español ya está en una profunda crisis
siendo Cataluña una muestra de esto, para no asumir la tarea
principal, la reconstitución del Partido Comunista para iniciar
guerra popular. En vez de cumplir con esta tarea, otra vez vuelven,
erre que erre, con la “transición pacífica” hacia el
socialismo. Primero un Estado Catalán y después el socialismo, o un
proceso constituyente para el resto del Estado, donde se
“democratizaría” el viejo Estado y habría mejores condiciones
de lucha para el socialismo. El hecho, es que por esta vía la clase
obrera llega a esa “etapa intermedia” sin Partido, sin
Frente,
sin ejército, sin nuevo Poder, es decir sin nada. A cambio
unos pocos revisionistas llegarán a puestos dentro del
viejo Estado, español o catalán. En definitiva el movimiento
independentista en Cataluña, muestra una vez más que sólo la clase
obrera con su Partido es capaz y está dispuesta a llegar hasta el
final. Que los revisionistas cumplen el papel de poner a la clase
obrera detrás de una u otra burguesía. Algunos nuevos revisionistas
ya tienen amplia experiencia en esto. Sólo hay que recordar la
defensa de Prachanda y sus “tácticas” hasta la capitulación
final. Después, lo fácil, hacer leña del árbol caído, que si era
una traición, etc.
Lo
que los maoístas decimos:
Frente
al revisionismo que ha venido sembrando falsas ilusiones, los
comunistas llevamos desde el 2011 participando en las movilizaciones
por la independencia. Reconocemos y defendemos el derecho de
autodeterminación de Cataluña, pero advirtiendo que los grandes
enemigos del pueblo catalán son la gran burguesía española y la
catalana. Que no se conquista la independencia ni el socialismo con
un referéndum. Que con el actual camino por la independencia, en el
caso utópico de conquistarla, el pueblo catalán no tiene nada que
ganar. Que en la crisis final del imperialismo no es posible ni
siquiera el poco de socialdemocracia que promete la CUP, ni en un
hipotético Estado catalán, ni en ninguno.
Hemos
denunciado el “procés” por su dirección reaccionaria. Es
necesario aprender de la historia para que las actuales luchas de las
masas y del proletariado no sirvan para volver a reeditar otro “pacto
catalán” (1) o caminar hacia un Estado Catalán capitalista, con
todas sus las lacras y miserias para las masas y al servicio de una
minoría. La represión y la traición de los revisionistas no
detendrán la lucha del pueblo catalán. La clase obrera necesita de
su Partido Comunista, marxista-leninista-maoísta para preparar e
iniciar guerra popular y aplastar toda ilusión de reforma del
capitalismo. Lo medular de la guerra popular es el Nuevo Poder,
expresándose ya sea en la asamblea popular, los soviets etc., y la
garantía de los derechos del
pueblo
son el ejército rojo y el pueblo armado, la milicia.
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(1)
En 1975, se hace público el “pacto catalán”. Encabezan el
“pacto”: Jordi Pujol, Josep Pallach, Joan Reventós y el PSUC,
con Solé-Barberá. Es decir los banqueros, grandes industriales y el
revisionismo. El contexto del “pacto catalán” es una profunda
crisis política y económica del Estado imperialista español. En la
“declaración conjunta” se pide “autogobierno” y “libertades”
a la vez que se pide la ley de punto final española aprovechando las
luchas por la “amnistía”. El “pacto catalán” tuvo el
objetivo de contener la movilización de las masas, dar una salida a
sus luchas dentro del orden burgués y negociar el lugar de la gran
burguesía catalana dentro de la España “democrática”.