Tras la manifestación del 22-m en Madrid, es necesario hacer
balance de ésta en la perspectiva de la convocatoria de la huelga general de
octubre.
Es evidente que el número de asistentes fue inferior al del
año pasado, demostrando que el objetivo de sembrar ilusiones electorales de las
organizaciones reformistas y revisionistas es la desmovilización,
principalmente de la clase obrera. Sin embargo esta manifesatación presentó
particularidades que la convierten en una importante jornada de lucha. A diferencia
de la convocatoria del año pasadoo y de otras manifestaciones vistas este año,
la composición de clase era mayoritariamente obrera y los bloques presentes han
sido especialmente combativos. El 22-m es la demostración de que hay un
importante sector de la clase obrera, el más combativo, que no se deja engañar
por el circo electoral, incluso en jornada preelectoral. Presencia tuvo el
reformismo en la manifestación y los reclamos de «regeneración democrática»,
así, «podemos-CC.OO.» repartió un panfleto sobre la «regeneración» de CC.OO.,
somos claros, es más sencillo llegar al dorado comunismo que regenerar CC.OO. y
lo mismo podemos decir de todos los aparatos del Estado burgués. Tampoco faltó
la quinta columna del imperialismo levantando la bandera de Öcalan y de la
negociación, los acuerdos de paz del imperialismo y la conciliación de clases.
Toda esta basura cumple su papel al servicio del imperialismo y la reacción:
desviar las luchas populares y contenerlas dentro del marco burgués.
Por otra parte, la crisis del imperialismo español va a
seguir profundizándose. Si uno de los soportes de las grandes multinacionales
españolas ha sido la burbuja de las materias primas en Latinoamérica, la crisis
latinoamericana, fundamentalmente la caída de la economía brasileña, de forma
inevitable va a agudizar la crisis del imperialismo español. Para hacerse una
idea de la importancia de Latinonamérica para el capital monopolista español,
un reciente informe del Instituto de Estudios Fiscales señala que «la rentabilidad
obtenida en América Latina por las empresas españolas es «superior a la de
España para el mismo sector de actividad» y «mayor de la lograda en otras áreas
del mundo». Por ejemplo Telefónica o el Santander obtienen de Latinoamérica más
de la mitad de sus ingresos. Por tanto, venga el gobierno que venga, tendrá que
combatir la lucha de las masas y su radicalización a la par que, la
profundización de la crisis, obliga al Estado español a participar en el saqueo
del tercer mundo a través de la guerra imperialista. Esto es lo que nos depara
este sistema podrido: peores condiciones de vida para las masas, más represión
y más guerra reaccionaria.
La manifestación de inmigrantes sin papeles en Barcelona del
11 de abril, vuelve a demostrar que las masas se movilizan y están dispuestas a
luchar, que no necesitan de las organizaciones reformistas y revisionistas para
luchar, es más, que están combatiendo para aplastar toda ilusión reformista.
A corto plazo hay que seguir bregando por el éxito de la
huelga general de octubre, sin perder de vista que un posible gran éxito de la
huelga, sólo puede ser un éxito momentáneo, que la clase obrera necesita de su
Estado Mayor, del Partido Comunista, para tomar el Poder. Un Partido Comunista
maoísta, militarizado para iniciar guerra popular. Que no se convierta en un
peón de alguna potencia imperialista (EE.UU, Rusia, China, Unión Europea,
etc.), como el PKK de Öcalan, en la disputa de las superpotencias y potencias
imperialistas por el reparto del mundo. Que aplaste todo «acuerdo de paz» del
imperialismo y la reacción.
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